¿Qué hacer como padre o madre?
1. La raíz del problema: un modelo importado y desactualizado
La educación en Latinoamérica no nació para fomentar el pensamiento libre.
Al contrario, tiene sus bases en el modelo prusiano, diseñado en el siglo XIX para formar soldados obedientes y trabajadores dóciles que siguieran órdenes sin cuestionar.
Este sistema, centrado en filas de pupitres, memorización y castigos, se exportó a muchas partes del mundo, incluyendo América Latina, y hoy, más de 150 años después, seguimos repitiendo el mismo esquema.
¿El resultado?
Niños y jóvenes que aprenden a repetir datos para aprobar exámenes, pero no a cuestionar, crear o resolver problemas reales.
Se valora más la obediencia que la curiosidad, más la memoria que la imaginación. Se castiga el error en lugar de verlo como una oportunidad de aprendizaje.
Y surge la pregunta: ¿quién se beneficia de una sociedad que no cuestiona nada?
Los sistemas de poder que prefieren ciudadanos que “obedezcan y trabajen” antes que ciudadanos que piensen, innoven o emprendan.
En lugar de formar líderes y creadores, seguimos formando empleados del siglo pasado en un mundo que exige creatividad, innovación y pensamiento crítico.
Si no me creen, miren la vergüenza que hizo el presidente de Colombia, Gustavo Petro.
¿Cómo se refleja este modelo en nuestras aulas hoy?
- Memorización por encima del pensamiento crítico. A los estudiantes se les enseña a repetir lo que se les dice, no a analizar, debatir o cuestionar.
- El profesor como única autoridad. La clase gira en torno a lo que dice el docente, no a lo que el estudiante puede investigar, crear o descubrir.
- Un currículo rígido y uniforme. Se espera que todos los estudiantes aprendan lo mismo al mismo ritmo, sin espacio para sus intereses, talentos o necesidades reales.
Ambientes poco estimulantes. Horarios largos, tareas repetitivas, falta de conexión con la vida real.
Los gobiernos quieren estabilidad sin cambio.
Y muchas empresas necesitan mano de obra básica, no mentes creativas. En resumen, una sociedad que no cuestiona, es más fácil de controlar.
Latinoamérica sigue importando innovación en lugar de producirla.
2. Consecuencias visibles: Pocas patentes, muchas fotocopias
Cuando la educación se basa en repetir en lugar de crear, las consecuencias se ven en toda la sociedad.
En América Latina, los datos lo dicen todo:
La región representa menos del 3% de las solicitudes de patentes a nivel mundial, según datos de la OMPI (Organización Mundial de la Propiedad Intelectual).
La inversión en Investigación y Desarrollo (I+D) en países como Colombia, Perú o México ronda apenas el 0.3% del PIB, muy por debajo del promedio de la OCDE, que supera el 2%.
En muchos países, la mayoría de las investigaciones se hacen dentro de las universidades, pero pocas se traducen en soluciones reales, negocios o productos innovadores.
¿Por qué sucede esto?
Porque estamos formando estudiantes para que memoricen y pasen exámenes, no para que desarrollen nuevas ideas.
En lugar de enseñar a cuestionar, investigar y experimentar, se enseña a repetir lo que ya está escrito. Se premia la obediencia al contenido, no la creatividad para transformarlo.
El sistema sigue preparando a los jóvenes para ser empleados que cumplan tareas, no emprendedores que propongan soluciones.
¿Y si cambiáramos esa mentalidad?
Enseñar a emprender desde niños no es una utopía. Es una necesidad.
Fomentar la curiosidad y el pensamiento divergente debe estar al centro del aprendizaje, no en los márgenes.
Necesitamos dejar de “fotocopiar” contenido y empezar a crear conocimiento nuevo, desde lo local, desde lo relevante, desde lo que nuestros niños y jóvenes viven cada día.
Sin innovación no hay progreso. Y sin una educación que libere, no hay innovación.
3. El aula como fábrica: uniformidad sobre identidad
El sistema educativo tradicional en América Latina sigue tratando a los estudiantes como productos en una línea de ensamblaje: mismo contenido, mismo ritmo, misma evaluación.
Este enfoque de “una talla para todos” ignora por completo la individualidad, los ritmos de aprendizaje y los talentos únicos de cada niño.
En lugar de descubrir y potencializar sus habilidades, el sistema tradicional los entrena para repetir y obedecer.
¿Qué pasa con los niños que brillan en el arte, la tecnología o que tienen ideas de negocios desde los 10 años?
Simplemente no encajan. Y lo peor: se les hace sentir que su forma de aprender es inferior.
Esta desconexión entre la educación y el mundo real, uno que demanda creatividad, pensamiento crítico y habilidades digitales, deja a millones de jóvenes mal preparados.
La escuela sigue hablando en términos de reglas gramaticales, capitales de países y fórmulas memorizadas, mientras el mundo laboral y tecnológico evoluciona a pasos agigantados.
En Rhema E-School, como colegio virtual con enfoque en emprendimiento y tecnología, diseñamos una educación alternativa que respeta y potencializa los talentos individuales.
Ya sea que un estudiante quiera ser programador, artista, creador de contenido o emprendedor, aquí ellos encuentran un espacio para crecer en lugar de encajar.
4. El daño silencioso: educación que apaga la curiosidad
La mayoría de los niños entran al colegio con los ojos brillantes, llenos de preguntas, con ganas de explorar.
Pero año tras año, esa chispa se apaga.
Según Sir Ken Robinson, la creatividad se desploma con cada año de escolaridad tradicional.
El mensaje es claro: no pienses diferente, no hagas preguntas, no salgas del molde.
Latinoamérica no necesita más obreros mentales.
Necesita pensadores, creadores, solucionadores de problemas.
Niños que sepan adaptarse, pero también imaginar nuevos caminos. Jóvenes capaces de emprender, de liderar, de inventar.
En el siglo XXI, educar diferente ya no es una excentricidad. Es una necesidad y es urgente.
5. ¿Qué hacer al respecto?
El cambio no vendrá de las instituciones tradicionales, ni de los gobiernos.
Vendrá de padres valientes que decidan romper con lo obsoleto.
Padres que digan: “Mis hijos no vinieron al mundo para memorizar y repetir. Vinieron para pensar, crear y transformar”.
La buena noticia es que ya existen opciones reales.
Opciones que combinan lo mejor de la pedagogía moderna con la flexibilidad que necesitan las familias de hoy:
- Educación personalizada
- Proyectos reales
- Aprendizaje de habilidades digitales
- Bilingüismo
- Mindfulness
- Enfoque en tecnología, artes y emprendimiento.
En Rhema E-School, un colegio virtual bilingüe con educación alternativa, homeschool innovador y enfoque en emprendimiento, ya estamos viendo los frutos de un modelo distinto.
Estudiantes como Juan José, que fue estancado en el sistema tradicional y en solo tres años se graduó con nosotros y hoy trabaja en la alcaldía de su pueblo.
O como Carlos y Santiago, que lanzaron su primer proyecto real de un video juego, o Carlitos que hace esculturas en plastilina para las ferias de la creatividad y se presenta ante jurados como todo un profesional.
En Rhema no queremos que tus hijos solo aprueben.
Queremos que piensen, creen y transformen. Porque el futuro no se memoriza. Se construye.
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Diana Pineda es la creadora de Rhema E-School. Diana está estudiando un MBA en Marketing en la Universidad de Greenwich, Inglaterra. Es egresada de la Universidad Externado de Colombia en Finanzas y Relaciones Internacionales y especialista en Pedagogía y Didáctica de la Universidad de Medellín.
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