La educación tradicional está diseñada para crear empleados sumisos, no emprendedores
Muchos colegios siguen preparando a los estudiantes para ser empleados sumisos en lugar de educar en emprendimiento.
Y si bien no todos los estudiantes van a ser creadores de empresa, las habilidades que desarrollan con el emprendimiento son esenciales para la vida real: resiliencia, iteración, capacidad de aprender del error y no temer al fracaso.
Estas son, de hecho, las bases del aprendizaje.
En todas partes vemos cómo los jóvenes que salen del colegio y de las universidades no están consiguiendo trabajo.
¿La razón?
Hay demasiados empleados y muy pocos empleadores.
Lo que realmente nos hace falta es crear y desarrollar más estudiantes preparados para ser los empleadores del mañana.
Según el Ministerio de Comercio, Industria y Turismo (Mincit), en 2024 había en Colombia un empleador por cada 33 habitantes.
Eso equivale apenas al 0.03% de la población total (52 millones).
¿Qué significa ser un empleado sumiso vs. un emprendedor?
Cuando hablamos de un empleado sumiso, no se trata de juzgar a quienes eligen trabajar en una organización.
Se trata de describir a la persona que está acostumbrada a obedecer sin cuestionar, seguir reglas al pie de la letra y no proponer nuevas ideas por miedo a equivocarse.
Un emprendedor no es necesariamente el dueño de una emprendimiento o empresa.
Es alguien que desarrolla mentalidad de iniciativa, que resuelve problemas, que asume riesgos calculados y que entiende que cada error es parte del camino hacia el éxito.
Un emprendedor es creativo, autónomo y resiliente.
El contraste es evidente:
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El empleado sumiso espera instrucciones. El emprendedor busca oportunidades.
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El empleado sumiso teme equivocarse. El emprendedor entiende que equivocarse es aprender.
¿Cómo la educación tradicional fomenta la sumisión?
El modelo escolar que heredamos del siglo XIX fue diseñado para un contexto muy distinto: fábricas, empleos en cadena, obediencia y disciplina como la máxima virtud.
Y eso sigue reflejándose en los colegios de hoy.
📌 Estructura rígida: Horarios inflexibles, currículos uniformes y poco espacio para explorar intereses individuales.
📌 Obediencia sobre autonomía: El “haz lo que te digo, como te lo digo” reemplaza al “explora y encuentra tu forma”.
📌 Repetición de tareas: Memorizar información para repetirla en exámenes, en lugar de cuestionar, aplicar o crear para una feria.
📌 Jerarquía de asignaturas: Matemáticas y lenguaje en la cima; las artes, la tecnología y el emprendimiento relegados a lo opcional.
📌 Miedo al error: En lugar de ver el fracaso como parte del aprendizaje, se castiga con rojo. El error se convierte en vergüenza, no en oportunidad.
En pocas palabras, la educación tradicional entrena a los estudiantes para encajar en un sistema, no para transformarlo.
La evidencia: estudios que muestran el impacto de aprender emprendimiento desde niños
La educación tradicional sigue enfocada en preparar empleados y muy pocos hacen algo al respecto.
Mientras, las investigaciones demuestran que una educación orientada al emprendimiento desarrolla actitudes y habilidades diferentes.
No es teoría: hay datos que lo confirman.
📖 Jiménez et al. (2015)
Este estudio encontró una correlación entre el nivel educativo y el emprendimiento.
Los autores señalaron que, aunque la educación tradicional a veces limita la creatividad, cuando el sistema educativo incorpora elementos emprendedores, los niveles más altos de educación se relacionan con una mayor probabilidad de emprender.
📖 Cárcamo Solis et al (2017)
Es un caso muy interesante en México.
El programa piloto de emprendimiento en primaria demostró que los niños podían desarrollar competencias emprendedoras desde edades tempranas, tales como la resolución de problemas, el pensamiento creativo y la disposición al riesgo calculado.
Lo más valioso es que este estudio prueba que el emprendimiento no es exclusivo de la universidad o de los adultos, sino que puede sembrarse desde la infancia.
📖 Ndofirepi (2020)
Este investigador analizó cómo la educación en emprendimiento influye en los estudiantes y encontró que eleva actitudes clave como la autoconfianza, la iniciativa y la disposición a asumir riesgos.
En otras palabras, cuando los chicos aprenden desde temprana edad a pensar como emprendedores, se vuelven más capaces de enfrentar la incertidumbre de la vida real.
📖 De Sousa (2022)
En su estudio sobre programas de educación emprendedora en contextos escolares, De Sousa mostró que estos programas impactan positivamente en la creatividad y la intención emprendedora de los estudiantes.
Los chicos no solo aprenden a crear ideas, sino que también desarrollan el deseo de llevarlas a la práctica.
📖 Yan (2022)
En China, Yan analizó el efecto de la educación emprendedora en la intención de los jóvenes de iniciar un negocio propio.
El hallazgo fue claro: la educación en emprendimiento aumenta significativamente la intención de crear empresa.
Los chicos expuestos a este tipo de programas no se quedan solo en la teoría, sino que empiezan a visualizarse como creadores de soluciones.
El problema no es la capacidad de los niños, sino un sistema educativo que todavía los limita a repetir y memorizar en lugar de crear y experimentar.
En conjunto, estos estudios confirman que sí es posible educar para formar emprendedores.
Cuando la educación fomenta la iniciativa, la creatividad y la autonomía, los estudiantes no solo aprenden más, sino que también se preparan para ser emprendedores.
¿Qué significa educar en emprendimiento?
Educar en emprendimiento no es solo enseñar a crear empresas.
Es formar una mentalidad emprendedora en los niños y jóvenes.
Esa mentalidad se refleja en habilidades que les servirán para toda la vida:
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Creatividad: pensar en nuevas soluciones cuando el camino tradicional no funciona.
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Tolerancia al riesgo: aprender que equivocarse no es un fracaso, sino parte natural del proceso.
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Iniciativa: atreverse a empezar proyectos propios sin esperar siempre instrucciones.
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Autonomía: confiar en su capacidad para tomar decisiones y aprender de ellas.
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Enfoque en el control interno: entender que su futuro depende más de lo que hagan que de la suerte o de terceros.
Cómo se traduce en el salón
En un colegio alternativo con enfoque en emprendimiento, la mentalidad emprendedora se construye con experiencias prácticas:
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Proyectos reales: en lugar de exámenes repetitivos, los niños desarrollan productos, servicios o campañas que pueden compartir con otros, durante las clases o la final de un trimestre en la feria de la creatividad.
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Resolución de problemas: se enfrentan a retos concretos, como diseñar un producto sostenible o planear un presupuesto para un proyecto.
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Emprendimientos estudiantiles: desde pequeños, prueban a vender lo que crean, ya sea arte, tecnología o gastronomía.
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Aprendizaje interdisciplinario: las matemáticas se mezclan con el arte, la tecnología con las ciencias sociales.
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Pensamiento crítico: aprenden a cuestionar, analizar y tomar decisiones fundamentadas.
Este enfoque no busca que todos los niños sean empresarios, sino que crezcan como adultos resilientes, creativos y con iniciativa.
Personas capaces de liderar su propio camino, en lo profesional y en lo personal.
Beneficios para los estudiantes y para los padres
Cuando un niño aprende con un enfoque emprendedor y desde la educación alternativa, los resultados se sienten rápido:
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Más motivación: ya no estudian “porque toca”, sino porque encuentran sentido en lo que hacen.
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Mayor confianza: al ver que sus proyectos funcionan y que pueden resolver problemas, su autoestima se fortalece.
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Creatividad activa: se acostumbran a pensar “fuera de la caja” y a proponer nuevas ideas.
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Flexibilidad: aprenden a adaptarse a un mundo cambiante, donde las soluciones de ayer no sirven para los retos de hoy.
Resultados a largo plazo
Años después, esta forma de aprender se traduce en jóvenes y adultos:
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Adaptables: saben reinventarse en diferentes contextos.
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Con capacidad de emprender: aunque no todos funden empresas, todos desarrollan iniciativa y resiliencia.
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Independientes: no dependen de un empleo rígido como única salida, porque entienden que pueden crear valor de muchas maneras.
Bienestar familiar
Los padres también ven los beneficios:
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Menos estrés: sus hijos no están atrapados en la presión de exámenes estandarizados.
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Más satisfacción: disfrutan ver cómo sus hijos desarrollan sus dones y talentos reales.
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Confianza en el futuro: saben que están formando ciudadanos que piensan, crean y aportan.
Cuando aprenden emprendimiento los niños crecen seguros y felices, y los padres tienen la tranquilidad de que los están preparando para un mundo donde lo único constante es el cambio.
Objeciones comunes al emprendimiento
“¿Y qué los exámenes estandarizados como el ICFES?”
Sí, existen y seguirán existiendo.
Pero los exámenes no definen el potencial de tu hijo.
Prepararse solo para pruebas estandarizadas es como entrenar a un atleta para correr en una sola carrera: funciona en el corto plazo, pero limita sus posibilidades en el futuro.
Con un enfoque en el emprendimiento, los estudiantes adquieren habilidades para resolver problemas en cualquier contexto, lo que a la larga los prepara mejor incluso para esas pruebas.
“¿Y si mi hijo no quiere ser emprendedor?”
Educar con mentalidad emprendedora no significa que todos tengan que fundar una empresa.
Significa que desarrollan iniciativa, resiliencia y pensamiento crítico.
Habilidades que les servirán sin importar si trabajan en una compañía, en el gobierno, en una ONG o como freelancers.
Ser emprendedor es, en el fondo, ser protagonista de tu vida.
“¿No es riesgoso salir del molde?”
El verdadero riesgo está en quedarse atrapado en un sistema diseñado para el siglo XIX.
El mundo de hoy exige creatividad, innovación y capacidad de adaptación.
Salir del molde no es un capricho, es una estrategia de supervivencia y crecimiento para el siglo XXI.
Además, tu hijo o hija podría ser el próximo empleador que le ayude a otras familias a salir adelante.
Conclusión
La educación tradicional está diseñada para formar empleados obedientes.
Pero el mundo necesita jóvenes capaces de crear, innovar y liderar.
Educar en emprendimiento no es una moda.
Es preparar a tus hijos para un futuro incierto, cambiante y lleno de oportunidades.
Un futuro donde las habilidades humanas, como la creatividad, la resiliencia y la confianza en sí mismos, valen más que la memorización de datos.
En Rhema E-School hemos creado un espacio donde los estudiantes descubren sus talentos, trabajan en proyectos reales y aprenden a ser felices mientras construyen su futuro.
Te invitamos a vivirlo de primera mano con un Rhema Day: una pasantía gratuita donde tu hijo puede probar cómo se aprende en un colegio virtual alternativo con enfoque en emprendimiento.
Diana Pineda es la creadora de Rhema E-School. Diana está estudiando un MBA en Marketing en la Universidad de Greenwich, Inglaterra. Es egresada de la Universidad Externado de Colombia en Finanzas y Relaciones Internacionales y especialista en Pedagogía y Didáctica de la Universidad de Medellín.
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